sábado, 11 de agosto de 2007

"Doce hombres en pugna", joya del Guión


Alguna vez dije, con mi grandilocuencia lógica a un nieto de andaluces y calabreses: "Es el mejor guión que se escribió en la historia del cine". Una enormidad por lo incomprobable, lo temerario y lo absurdo de asegurar entre los millones de filmes hechos, de los que uno vio un porcentaje minimísimo. Eso sí... está en la lista de los mejores doce (honremos al título) que yo vi llevados a la pantalla. "Doce hombres en pugna" (Twelve angry men, 1957) es una joya, una obra maestra...

Recuerdo que después de verla por primera vez, me quedé pensando acerca de cómo mantener la atención durante 95 minutos sin que esta decaiga un solo instante con una historia que se desarrolla en un 95% en una sala, con doce hombres que hablan entre sí. Apenas si hay una breve escena fuera de ese ámbito al comienzo (en el juzgado) y sobre el final (en los pasillos del tribunal). Años después comprendí el secreto: la maravillosa precisión del guión. La dirección y las actuaciones resultan vitales, obvio, pero sin ese guión...

Vamos entonces a hacer mención directa al autor: Reginald Rose, quien se basó en su propio guión para la TV (aunque en realidad fue concebida como obra teatral), donde tuvo su primera versión en 1954. Casi tres años después, el propio Rose (arriba, a la derecha) y Henry Fonda se hacen cargo de la producción de la película, la cual tuvo un costo de 314.000 dólares. Por primera vez Fonda financia un filme y junto a su socio le dan la chance a un joven director para que haga su debut: Sidney Lumet. A Lumet (arriba, izquierda) le exigen una única condición y esta es que no se aparte una línea del guión escrito. Gran acierto. Es el mismo Henry Fonda quien se pone a la cabeza de un gran elenco y tras apenas veinte días de rodaje, "Doce hombres en pugna" (en algunos países conocida como "Doce hombres sin piedad") entra en la moviola para ser editada.

Y ya que en una entrada anterior de este blog hablamos de la Idea Argumental, me animaría a definir la de esta película así:

"Doce hombres que integran un jurado deben juzgar a un joven portorriqueño acusado del asesinato de su padre. Para que éste sea condenado a la pena de muerte, el fallo debe ser unánime. En la primera votación once votan por la culpabilidad del detenido y el único que disiente con ellos intentará llevarlos a realizar un análisis más profundo. A partir de allí, se inicia una larga deliberación que decidirá la suerte del joven".




TRAILER DE LA PRIMERA VERSION


Con la idea latente del latino-pobre-menor como culpable, la película no nos da un segundo para distraernos. Por el contrario, en esa pequeña sala la riqueza de los diálogos, argumentos y conflictos permanentes hacen que la tensión crezca a cada instante. Además de la quirúrgica perfección del guión, este muestra como clara premisa lo peligroso que puede resultar la subjetividad, los prejuicios y la discriminación. Un cocktail tan letal que pueden llevar a un hombre a ser ejecutado.

Cuarenta años más tarde (1997) "Doce hombres en pugna" volvió a sortear con notable éxito su remake. Esta vez bajo la dirección de William Friedkin, con el enorme Jack Lemmon en lugar de Fonda y con un gigantesco George Scott como otro de los miembros del jurado. Al igual que en la versión original, el elenco todo responde sin fallas a la ajustada dirección de Friedkin (arriba, derecha). Y en este caso el guión correspondió a... Reginald Rose. ¿Para qué cambiar lo que estaba tan perfecto, verdad?

Hay que ir cerrando, entonces, ya que las extensiones de un blog requieren no demasiada escritura. Cerremos entonces, con una reflexión acerca de una frase dicha, escrita y oída miles de veces: El cine es imagen. Quien vio o vea "Doce hombres en pugna" en cualquiera de sus dos versiones, seguramente se replanteará esta "verdad absoluta" y al menos analizará si también no es sonido, en este caso en forma de diálogos. Al fin y al cabo, tanto Henry Fonda como Jack Lemmon también les hicieron replantear la "verdad absoluta" a sus once compañeros de jurado.


PD bloggera: Esta película fue exhibida durante muchos años en las facultades de Derecho de Estados Unidos como muestrario de las tormentas internas que debe atravesar los hombres que deben juzgar.

1 comentario:

Marcela Narvaja dijo...

No hay más que decir que "genialidad".

Una muy buena crítica de tu parte y una excelente película, concordando con vos es de las mejores que vi en mi vida.

Dejo saludos y me retiro gustosa de encontrar alguien que haya disfrutado esta película tanto como yo, aunque tengo una preferencia por la primera versión.