sábado, 14 de julio de 2007

Montaje... toco y me voy

En su acepción técnicamente más pura, el montaje podría definirse como la selección, corte y empalme de las diferentes tomas de una película. Sin embargo, en el campo de la práctica, resulta ser un elemento que pondera aspectos fundamentales de la estructura de un filme, tales como la conexión de un plano con otro, el encadenamiento de estos en una serie y la duración de cada uno y, por ende, de la totalidad de la película, además de marcar el ritmo de la misma. A modo de ajustadísima síntesis, podría decirse que con el mismo material filmado, pero montado de infinitas maneras diferentes, podríamos encontrarnos con igual número de películas distintas como montajes se hayan realizado.

Visto desde otra óptica, el prestigioso autor francés Jean-Claude Carrière es dueño de una frase que marca una acepción acerca de la importancia del montaje y dónde comienza éste a ponerse en práctica. Esa frase es: “El guionista debe ser un muy buen montajista”.

La pregunta es si este concepto choca con el anterior y la respuesta la tienen los puntos de vista de los diversos realizadores. Mientras directores como Orson Welles, Jean Luc Godard o Alfred Hitchcock consideran el montaje como el momento que define la película, colegas como Luis Buñuel, John Ford o Howard Hawks le dan muchísima menos importancia, ya que el filme lo montaron ellos en sus cabezas antes de comenzar a rodar, y de tal manera registraron las imágenes.

Montaje… un tema que retomaremos.

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