Acabo de volver de Paraná, Entre Ríos, y más de una vez en esos 500 kilómetros de ida y 500 de vuelta al volante me vino a la mente la genial y extraña película del genial y extraño David Lynch, "Carretera perdida". Es que el cine (aún el más pedorro) y los hechos cotidianos de la vida van de la mano. Sintetizando... ¿No te gustaría ser el chofer del auto negro y poder hacer lo que él y sus amigos hacen cuando alguien se te pone en la ruta a medio metro de tu auto y te vuelve loco con la bocina o te encandila con las luces? ¡Vamos... sé sincero! Al menos en la imaginación, seguro que pensaste algo parecido. Date lugar para dejar volar tus auténticos sentimientos. Yo te recuerdo la escena y después me contás . Y ya charlaremos sobre la obra de David.
Una PD: Opté adrede por la escena hablada en español para que (de paso) veamos lo preciosa que queda la traducción.
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