domingo, 8 de julio de 2007

Algo (bastante) sobre Chaplin


Carlitos, Charlie, Charlot, Chaplin, “Chaplín” o sir Charles Chaplin. Como se prefiera. No importa de qué manera lo llame cada uno. Lo que sí importa es que la figura de este artista sin par se convirtió a fuerza de regalarnos carcajadas, lágrimas y denuncias sociales en uno de los íconos más importantes del cine, desde su invención hasta el infinito. Porque no cabe ninguna duda de que los años, las décadas y los siglos podrán seguir pasando pero siempre que se vea una película de este hombre que fue director, actor, mimo, clown, guionista, compositor musical y productor, habrá lugar para la emoción.

* * * * *

Charles Spencer Chaplin nació en Londres, Inglaterra, el 16 de abril de 1889, en el marco de una familia de artistas de variedades en la que no faltaban la pobreza, el alcoholismo y la tragedia, a punto tal que su padre falleció precisamente a causa de su adicción a la bebida y su madre sufrió con el paso del tiempo de demencia. Ya de adolescente, el futuro genio se presentaba, incentivado por su hermano mayor y también actor Sidney, como parte de una compañía teatral en la que alternaba números musicales con pantomimas y rutinas humorísticas.

Pero fue en 1910 cuando su vida comenzó a experimentar un giro, al embarcarse rumbo a los Estados Unidos con el grupo artístico del cual formaba parte. Si bien esta primera experiencia americana no fue un éxito (más bien todo lo contrario), dos años después Chaplin regresaría para radicarse allí definitivamente.

Quien reparó en su talento fue el productor, director y más alto ejecutivo de la compañía cinematográfica Keystone, el canadiense Mack Sennett, quien en 1913 lo convocó para sumarlo a sus filas, ofreciéndole un contrato por un año para filmar tres películas, con un sueldo de 150 dólares a la semana para los primeros tres meses y 175 los nueve restantes. Apenas un par de meses más tarde, el absolutamente desconocido Charles Chaplin hacía su debut en “Making a living”, bajo la dirección de Henry Lehrman. A lo largo de ese año participó en un total de 35 películas, en diversas funciones (ver filmografía).

No fue 1914 para Chaplin solamente un año prolífico, sino que también marcaría el nacimiento del astro, ya que fue entonces cuando Charlot hizo su presentación en público en “Kid auto races at Venice”. Ese personaje que vestía galera con forma de hongo, chaleco ajustado, pantalón amplio, grandes zapatos y bastón de caña y que lucía un particular bigotito llegaba al mundo del cine para quedarse. Los retoques realizados en base a las sugerencias de Sennett fueron que caminara con los pies abiertos y que cada tanto revoleara el bastón.

Sin embargo, ya por entonces los choques entre Chaplin y Sennet habían comenzado a profundizarse, a punto tal que los sucesivos cambios de director que fue experimentando el número 1 de la Keystone ya que “Carlitos” no se llevaba bien con ninguno derivaron en que fuera el propio Chaplin quien se hiciera cargo de la realización de sus cortos.

El debut se produjo en su decimotercera película, “Caught in the rain” y a la finalización del contrato el cada vez más ascendente actor inglés logró independizarse de Sennet, asociándose con la compañía Essanay primero, con la Mutual y la First National después hasta que en 1918 ó 1919 (los datos que poseo difieren al respecto) pegó el gran salto y tuvo sus propios estudios en la ya altamente competitiva Hollywood. Fue entonces cuando junto a Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D. W. Griffith fundó la United Artist Corporation, en la que seguiría hasta 1952.

Hablar acerca de toda la filmografía de Charles Chaplin en detalle resultaría abosolutamente imposible, a menos que se quiera escribir un libro. A modo de síntesis informativa pueden destacarse entre sus trabajos más logrados, recordados y exitosos de aquellas épocas “Police”, “The fireman”, “The vagabond”, “The inmigrant”, “The adventurer”, entre otros.

Llega entonces 1921, cuando escribe, dirige y protagoniza “The kid”, un mediometraje de 60 minutos en el que logra conmover hasta las lágrimas a partir de su relación con el inolvidable chico interpretado por Jackie Koogan (en los años ´60 el desopilante Tío Lucas de la serie televisiva “Los locos Adams”), y también hacer reír cuando el guión buscaba bajar de decibeles la angustia de la historia.

“El pibe” se convirtió tal vez en la cuarta gran película (sin respetar el orden cronolóligo) de Chaplin, cuyas obras maestras podrían sintetizarse en una trilogía compuesta por “La quimera del oro” (1925), “Luces de la ciudad” (1931) y “Tiempos modernos” (1936). A modo de citar otros dos grandes títulos de su obra, podría hacerse mención a “El circo” (1928) y “El gran dictador” (1940). !Vaya tarea elegir las mejores películas de Chaplin...¡

LA ERA DEL CINE SONORO

La llegada en 1927 del cine sonoro representó para Charles Chaplin una importante movida en su actividad creativa. Tratándose de un maestro del mimo y con una capacidad fuera de lo común para contar una historia sin diálogos basado en sus elocuentes guiones, su capacidad interpretativa y su manejo de cámaras tan ajustado y preciso, el desafío no era nada sencillo para él. Había que salir a competir con el adelanto tecnológico... o no. Y fue este precisamente el camino que tomó.

Chaplin siguió manejándose dentro del cine mudo sin que la calidad de sus filmes cayeran. Por el contrario, dos de las películas mencionadas entre su trilogía máxima fueron hechas durante el nuevo ciclo. En “Luces de la ciudad” directamente obvió todo diálogo, mientras que en “Tiempos modernos” incluyó unas brevísimas líneas habladas, que no hacen en lo más mínimo a la cuestión.


COMER SIN DEJAR DE TRABAJAR ("TIEMPOS MODERNOS")

Sin embargo, no puede decirse de ninguna manera que el cine sonoro no repercutió en él, lo cual lo prueba el hecho de que entre una película y otra trancurrieron cinco años en lo cuales Chaplin estuvo sin filmar.

Fue recién cuatro años después, en “El gran dictador”, donde recurrió plenamente a los recursos sonoros, dejando de lado a su mítico personaje para meterse en la piel del mismísimo Adolf Hitler y parodiarlo hasta el absurdo.

Otra vez debió pasar mucho tiempo, exactamente siete años, para que en 1947 Chaplin volviera a la carga con un filme.

Se trató de “Monsieur Verdoux”, una película basada en una idea que años atrás le diera Orson Welles y que hacía referencia a un Barba Azul francés inspirado en el múltiple asesino Landrú, que se casaba con solteronas millonarias y luego las asesinaba.

PERSECUCION POLITICA E IDEOLOGICA

Ya por entonces la persecución que sufría Chaplin por parte de la autoridades estadounidenses era insostenible para el artista. Tildado de comunista (¡qué raro en Estados Unidos!), fue citado por el Comité de Actividades Antiamericanas liderado por el tristemente célebre senador McCarthy para dar testimonio de la filiación política de su amigo Hans Eisler. Chaplin no concurrió a la cita, pero ya su vida personal y profesional se había convertido en un tormento.

En en el primer aspecto, debiendo salir a desmentir toda vez que podía tener una ideología comunista. Y en el plano laboral, debiendo soportar discriminaciones tales como que la mencionada “Monsieur Verdoux” fuera prohibida en varios estados norteamericanos, mientras que en los que se exhibió se hizo luego de que la cinta pasara por la censura del Código Hays.

En medio de todo ello, en 1952 Chaplin se hizo lugar para concretar su último filme en los Estados Unidos, “Candilejas”, que trataba sobre el ocaso de un cómico y que también sufrió las consecuencias de la persecución política siendo también prohibida en varios estados. No obstante, se transformó en un acontecimiento artístico y social en el mundo entero. Críticos y público se emocionaron con la tierna historia del clown, yendo a verla la mismísima reina Isabel II de Inglaterra al tiempo que Francia le otorgaba la orden de la Legión de Honor.

Poco después del conflictivo estreno y ya sin su parte en la United Artist (la había vendido en cinco millones de dólares) Charles Chaplin se embarcaba junto a quien fuera su última esposa, Oona O´Neill y los hasta entonces cuatro hijos de ese matrimonio rumbo a Southampton, Inglaterra.

Fue el 18 de octubre de 1952 y ese mismo día el procurador general de Justicia de los Estados Unidos, James Granery, pidió que fuera investigado por presunta conspiración contra el estado y posible actividad inmoral. De volver a los Estados Unidos, Chaplin corría el riesgo de ser encarcelado.

De allí en más, hubo tiempo para que filmara y estrenara en Londres “Un rey en Nueva York” (1957), una suerte de “revancha” contra las autoridades norteamericanas, “Una condesa en Hong Kong” (1967) -protagonizada por Sofía Loren y Marlon Brando con la particularidad de haber sido su primera y última película en colores-, “Chaplinesque” (1972), “Sonrisa” (1975) y “Es tiempo de show” (1976), en diversas actividades (ver filmografía).

Ya en 1972 había prescrito la causa con la Justicia estadounidense, por lo que pudo regresar a Hollywood para que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas lo premiara con un Oscar a la trayectoria. Tres años después, la reina Isabel le otorgaba el título de sir de la corona británica. En 1987, once años después de su muerte, Chaplin volvía al cine a través de una canción suya en el filme “Mala sangre”, de Leos Carax.

Tras una existencia plagada de éxitos profesionales, sinsabores políticos y una agitadísima vida afectiva, en la que formó cuatro matrimonios (Milfred Harris, Lita Grey, Paulette Goddard y Oona O´Neill, hasta su muerte) y doce hijos (uno con la primera esposa, dos con la segunda, ocho con O´ona -entre ellos Geraldine- y uno extramatrimonial con Joan Barry), Charles Spencer Chaplin falleció en Suiza el 25 de diciembre de 1977.

Desde entonces, transita con sus zapatones, su bigotito, su bombín y su bastón por el cielo de los genios.



UNA INOLVIDABLE ESCENA DE "EL PIBE"

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