Lejos está en el espíritu de este blog convertirse en un manojo de necrológicas, pero es imposible dejar pasar las muertes encadenadas de los directores Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni y la del gran actor Michel Serrault.
Ahora nos detendremos en el sueco (del italiano y el francés me ocuparé luego), sin entrar en detalles artísticos tan profusamente difundidos por estos días en los medios de comunicación. En este espacio elegí otra cosa más íntima, quizás -inconscientemente- a tono para con alguien que pintó como pocos el alma humana y la plasmó en el cine. De esto se trata...
"Lo único que que considero espantoso sería convertirme súbitamente en un vegetal y en una carga para otras personas... en un alma consumiéndose lentamente, atrapada en un cuerpo en el que los interiores me saboteen gradualmente. Eso sería horrible".
"Por supuesto que me quitaría la vida. Y eso no es sólo un decir, sino que sería un final completamente natural. Espero tener el suficiente sentido común y la claridad mental como para contar con la capacidad de organizarlo y planearlo, pero sé que hay posibilidades de que uno pueda realmente decidir por sí mismo si quiere seguir viviendo"
Palabra de Ingmar Bergman, al que algunos tildaron de hacer un cine lento y aburrido. Particularmente, disiento. Para mí fue un grande, un artista con mayúsculas...
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