domingo, 25 de noviembre de 2007

Acerca del guión V/ Personajes 1

Páginas, páginas y más páginas pueden escribirse acerca de la construcción de personajes y la importancia que ello requiere a la hora de llegar a un buen producto final. Porque si bien es cierto que la mano del director y la capacidad de los actores son los que redondearán la esencia y la vida del personaje, mucho mejor resulta todo si su fisonomía comienza a dibujarse desde el guión. Voy a recurrir a algunas frases de expertos en el tema para tratar de ser sintético:

"El personaje es el corazón y el alma de la película"

SYD FIELD


"Existe un conflicto entre el escritor y sus personajes, pero estos deben ganar. Cuando un escritor prepara un plan para ellos y los obliga a segurilos al pie de la letra... cuando no se rebelan porque el escritor los ha sometido, también los ha matado. O, más bien, ha frustrado su nacimiento"

HAROLD PINTER


"Después de la página 10 del guión, ya no puedo hacer más nada por mis personajes"

ANDRZEJ WAJDA


Seguramente abordaré en otras entradas el tema. Y será en "otras" y no en "otra" por la diversidad y aristas que presenta. Si bien la mayoría de las películas tienen su punto de partida en la necesidad de relatar una historia, existen innumerables filmes que nacen desde la creación de un personaje, a partir de los cuales se edifica el argumento. "La fiesta de Babette", "Tootsie" o "Mejor imposible", son solamente algunos entre tantísimos ejemplos.

Seré breve e iré al grano a partir de otra frase de Syd Field:

"Al personaje se lo conoce por lo que hace y no por lo que dice"

Más allá de la rigidez de la expresión, ésta conlleva una gran parte de verdad. Igualmente, otra especialista como Linda Seger no refuta el concepto, pero agrega que el personaje también es expresión. Valen ambas posturas, por la sencilla razón de que no se chocan, sino que se complementan.

Pero en esta entrada aparece un tal Ettore Scola, quien con su legendaria "El baile" (Le bal, 1983) le da la derecha a Field al crear una obra de 112 minutos sin diálogos. A lo largo de ellos, Scola y sus compañeros guionistas Furio Scarpelli, Ruggero Maccari y Jean-Claude Penchenat, nos logran mostrar en un salón de baile las obsesiones, soledades, deseos, sueños, angustias, padecimientos, tribulaciones, dolores, expectativas y todo lo que se quiera de un grupo de hombres y mujeres sin necesidad de recurrir a la palabra expresa. Quienes la vieron, saben de qué hablo. Quienes no la vieron... por favor, háganlo. No se arrepentirán. Estoy hablando de una obra maestra.

¿No lo creen del todo quienes no la vieron? Bueno... les regalo una secuencia de 10 minutos, los que van desde la tensa espera que antecede al momento en que la orquesta comienza a tocar -dando vía libre al baile- hasta el fin de la primera "pieza", como se decía por aquellos tiempos. Ese lapso alcanza para mostrar a todos y cada uno de los personajes sin necesidad -reitero- de decir una palabra. Otra buena... todavía faltan otros 102 minutos.

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